El Cáncer de Colon y Recto ocupa el tercer lugar entre los cánceres más comunes. En Chile se ubica en el quinto lugar entre las causas de muerte por cáncer. Cada día fallecen 3 personas, sumando aproximadamente mil muertes por año.
En etapas tempranas, este cáncer puede ser detectado y tratado hasta con un 100% de curación. A medida de que el tumor avanza e invade el colon en profundidad, aparece el riesgo de implantes o metástasis ganglionares y en otros órganos, como hígado y pulmón, lo que significa que haya menos posibilidades de curar al paciente de su enfermedad.
El tratamiento definitivo del cáncer colorrectal es la cirugía, donde se extirpa el segmento de colon o recto afectado por el tumor, además de los ganglios y vasos sanguíneos de dicha zona. Inmediatamente, se realiza la unión (anastomosis) del colon y recto para mantener la función normal del aparato digestivo.
En Clínica Las Condes, en la gran mayoría de los casos, esta operación se lleva a cabo en forma mínimamente invasiva (cirugía laparoscópica), accediendo a la cavidad abdominal a través de pequeñas incisiones entre 5 a 10 mm., por donde se introduce una cámara y los instrumentos para realizar la operación. El segmento de intestino a remover se extrae a través de una incisión cerca del pubis.
Con esta técnica, se evitan las grandes heridas operatorias de la cirugía convencional, los pacientes sufren de muy poco dolor en el postoperatorio, y se pueden ir de alta 3 a 4 días después de ser operados.
En el caso de un tumor más avanzado, puede ser necesario realizar algunas terapias adicionales a la cirugía, como quimioterapia en caso de metástasis en otros órganos o radioterapia cuando son tumores de recto medio y bajo.
Factores de riesgo
Edad
El cáncer colorrectal es más probable que ocurra cuando la gente envejece. Más del 90% de las personas que tienen esta enfermedad fueron diagnosticadas después de los 50 años de edad. La edad promedio de diagnóstico es más o menos 65 años.
Pólipos colorrectales
Los pólipos o adenomas son tumores en la pared interior del colon o del recto. Son comunes en personas de más de 50 años. La mayoría de los pólipos son benignos (no cancerosos), pero algunos pueden hacerse cancerosos. Al encontrar y extirpar los pólipos por colonoscopía, se puede prevenir el desarrollo de un cáncer colorrectal.
Antecedentes familiares
Familiares de primer grado (padres, hermanos, hermanas o hijos) de una persona con antecedentes de cáncer colorrectal tienen un riesgo aumentado de desarrollar esta enfermedad, especialmente si el familiar tuvo el cáncer a una edad joven. Si varios familiares cercanos tienen antecedentes de cáncer colorrectal, el riesgo es aún mayor.
Alteraciones genéticas
En el cáncer colorrectal existe un pequeño grupo de casos (no superan el 10%) que se caracterizan por presentar un patrón hereditario, debido a cambios o alteraciones en ciertos genes que aumentan el riesgo a desarrollar este cáncer.
Antecedentes personales de cáncer colorrectal
La persona que ha tenido cáncer colorrectal en el pasado puede desarrollar cáncer colorrectal una segunda vez. También, las mujeres con antecedentes de cáncer de ovarios, de endometrio (útero) y de mamas tienen un riesgo mayor de padecer cáncer colorrectal.
Colitis Ulcerosa y/o Enfermedad de Crohn
La persona que ha tenido alguna enfermedad que causa la inflamación del colon (como la colitis ulcerosa o la enfermedad de Crohn) por muchos años tiene un riesgo mayor de desarrollar cáncer colorrectal.
Dieta
Los estudios sugieren que las dietas ricas en grasa (especialmente la grasa animal) y pobres en calcio, folato y fibra pueden aumentar el riesgo de cáncer colorrectal. También, algunos estudios sugieren que las personas que consumen una dieta muy pobre en frutas y verduras pueden tener un riesgo más alto. Sin embargo, se necesita más investigación para entender mejor de qué forma la dieta afecta el riesgo de éste.
Fumar cigarrillos
La persona que fuma cigarrillos puede tener un riesgo mayor de desarrollar pólipos y cáncer colorrectal.
Tipos de Cáncer Colorrectal
Cáncer Colorrectal no poliposo hereditario (HNPCC) o Síndrome de Lynch
Es el tipo más común del cáncer colorrectal heredado. Comprende cerca del 5% de los casos. Es causado por mutaciones en los genes MLH1, MSH2, MSH6, entre otros. Aproximadamente el 80% de las personas que tienen una alteración en estos genes padecerán de un cáncer de colon, y la edad promedio que tienen cuando son diagnosticadas es 44 años. Sin embargo, el colon no es el único órgano afectado, ya que existe también un elevado riesgo de cáncer en otros lugares como endometrio, ovario, gástrico, intestino delgado, entre otros.
Poliposis Adenomatosa Familiar (FAP)
Es otra de las principales enfermedades hereditarias, en la que se forman cientos de pólipos en el colon, recto y en otros órganos como estómago, duodeno e intestino delgado. Es causada por alteraciones genéticas en un gen llamado APC. Todos los pacientes que padecen esta alteración sufrirán de un cáncer colorrectal antes de los 40 años. La poliposis adenomatosa familiar comprende menos del 2% de todos los casos de cáncer colorrectal.
En ambos casos se recomienda el estudio clínico oportuno, de manera de conocer precozmente a los individuos afectados, y eventualmente realizar una operación profiláctica en aquellos pacientes con poliposis adenomatosa familiar.
Los familiares de personas que tienen cáncer colorrectal hereditario no polipósico pueden hacerse estudios genéticos para buscar las alteraciones genéticas presentes en los genes involucrados en cada enfermedad.
La Unidad de Coloproctología de Clínica Las Condes cuenta –desde el año 2004- con un Laboratorio de Oncología y Genética Molecular que trabaja en la identificación de las alteraciones genéticas en familias chilenas con estos dos síndromes.
En aquellos pacientes con alteración genética identificada, los médicos pueden mejorar la detección de esta enfermedad a través de estrategias o protocolos de vigilancias adecuados en los distintos órganos involucrados.
Síntomas
En general, pacientes portadores de pólipos y tumores, en su etapa inicial no tienen síntomas. En la medida que avanza la enfermedad, se pueden observar uno o varios de los siguientes síntomas:
- Cambio en los hábitos del intestino:diarrea, constipación o sensación de que el intestino no se vacía completamente.
- Sangre (ya sea de color rojo brillante o muy oscuro) en la materia fecal.
- Deposición más delgada que lo acostumbrado.
- Molestia abdominal general (dolores frecuentes por gas, meteorismo, sensación de saciedad o retortijones).
- Pérdida de peso sin razón conocida.
- Cansancio constante.
- Náuseas y vómitos.
Cómo pesquisar a tiempo el Cáncer de Colon y Recto
Todas las personas a partir de los 50 años de edad deben seguir algunas de las siguientes opciones:
- Test de sangre oculta en materia fecal anualmente (Colon-check).
- Colonoscopía completa.
- Repetir cada 5 a 10 años en caso de examen normal. En caso de encontrar procesos inflamatorios, pólipos u otros, repetir anualmente.
Aquellas personas que presenten alguno de los siguientes factores de riesgo deben iniciar su screening más precozmente, con:
- Historia familiar de pólipos o cáncer colorrectal (cáncer o pólipos en un familiar de primer grado antes de los 60 años o en dos a cualquier edad): Screening similar al de las personas con riesgo promedio, pero a partir de los 40 años.
- Antecedente familiar de síndromes de cáncer colorrectal hereditario: tales como el cáncer colorrectal hereditario (HNPCC), poliposis adenomatosa familiar (FAP), se recomienda colonoscopía cada 2 años a partir de la adolescencia. Tanto en la FAP como en el HNPCC deben realizarse los test genéticos y el asesoramiento genético correspondiente.
- Historia personal de cáncer de mama, ovario o útero: Colonoscopía posterior al diagnóstico de su tumor extracolónico.
- Antecedente personal de enfermedad inflamatoria intestinal: Vigilancia con colonoscopía cada 1 a 2 años, dependiendo de: inicio de la enfermedad, tiempo de evolución y severidad de la misma.
- En las personas que presenten un Test de Hemorragia oculta en deposiciones (+) y en aquellos pacientes con síntomas tales como sangramiento defecatorio, cambio de ritmo evacuatorio, sensación de evacuación incompleta u otros trastornos de la evacuación, dolores cólicos abdominales, entre otros, debe realizarse una colonoscopía completa.