Relación con ingesta de sal
Modificar los estilos de vida es de suma importancia en pacientes con riesgo de ser hipertensos, especialmente en niños y deben constituirse en permanentes para el paciente y la familia.
Hay claras demostraciones acerca de la efectividad de estos cambios en disminuir las cifras de presión, independientemente de la severidad de la hipertensión arterial. Además, concomitantemente contribuyen a bajar los valores de triglicéridos y aumentar la concentración de colesterol HDL, con lo que se disminuyen los factores de riesgo cardiovasculares.
En estudios se ha demostrado que ciertas modificaciones como el aumento de vegetales frescos y frutas, disminución de la carga grasa, reducción de la sal y del alcohol en el adolescente, y el incremento en la actividad física, resultaría en un mejor control de las cifras tensionales. La pérdida de peso en el paciente de riesgo, no sólo controla la hipertensión, sino que disminuye la sensibilidad a la sal y mejora otros factores de riesgo como las dislipidemias y la resistencia insulínica.
Una ingesta aumentada de sodio en la dieta se ha relacionado con una mayor incidencia de hipertensión. Por eso, la recomendación actual de ingesta de sodio es de 1,2 gr. día en niños de 4 a 8 años, 1,5 gr día de 8 a 15 años y 2,4 gr en adultos.
La mayor parte del sodio se aporta con los alimentos elaborados industrialmente y en restaurantes, correspondiendo a un 70% del sodio ingerido; sólo un 12% proviene de los alimentos naturales, un 6% se agrega en la mesa y un 5% durante la preparación.
Lista de alimentos que podemos llamar “con sodio encubierto”:
- Fiambres, embutidos, patés.
- Carnes ahumadas. Pollo marinado.
- Pescados y mariscos en conserva o ahumados.
- Pepinos en vinagre, aceitunas, cebollitas, alcaparras, etc.
- Quesos, mantequilla.
- Platos preparados industrialmente y alimentos precocidos, sopas de sobre.
- Mayonesa, mostaza, kétchup, etc.
- Maní, papas fritas, ramitas. Pan y galletas.