Cada vez es más común ver a mujeres de 40 años luciendo orgullosas sus embarazos, y es que hoy existen las herramientas para darles mucha más tranquilidad sobre su bienestar y el de sus hijos.
Al cumplir la cuarta década, la mayoría de las mujeres ya ha completado su grupo familiar y se encuentra en etapa de crianza. Sin embargo, en la actualidad es cada vez más frecuente encontrarnos con mujeres que eligen ser madres en edad más madura.
Aunque no es la regla general, algunas mujeres de 40 años se embarazan sin haberlo planificado, cuando ya pensaban que su ciclo reproductivo había concluido. Así, la mujer sospecha algo al notar el atraso en su regla, y de pronto se encuentra con un test positivo en las manos, y muchos miedos en la cabeza. ¿Qué hacer? Tras recobrar la calma, lo primero será pedir una cita con el ginecólogo.
Junto con confirmar su embarazo, el médico evaluará su estado general de salud, y la tranquilizará al despejar sus dudas. Contrario a lo que a veces oímos, los riesgos de un embarazo para una mujer sana de más de 40 son mínimos: las probabilidades de una anomalía cromosómica en la guagua son bajas, y la mayoría de las complicaciones potenciales pueden evitarse con un seguimiento adecuado.
Por ejemplo, uno de los temores de estas madres es el síndrome de Down y, si bien es cierto que la probabilidad de que ello ocurra aumenta al cumplir los 40, hay que tener presente que de 100 mujeres de 40 años, 99 tendrán hijos sanos.
Entonces, lo más común a esta edad es que una mujer se embarace tras una decisión consciente y planificada. Tanto si ha decidido agrandar su familia, o si -por las razones que sea- ha diferido su maternidad hasta ahora. El doctor Juan Luis Alcalde, ginecólogo obstetra de Clínica Las Condes, enfatiza la importancia de un chequeo previo.
"A cualquier edad, un chequeo es aconsejable para evaluar su estado general de salud, su historia médica y antecedentes familiares". Entre otras cosas, el chequeo le dará a la mujer y a su pareja una noción acerca de cuándo consultar de nuevo al especialista en caso de no lograr un embarazo espontáneo.
¿Soy fértil?
La disminución de la fertilidad es otro fantasma con que se enfrenta la mujer que intenta embarazarse a esta edad. De hecho, ésta comienza a decaer a partir de los 35, tiene una baja más marcada entre los 40 y los 44, y cae drásticamente al llegar a los 45 años.
"Si se trata de una mujer sana, es razonable que intente embarazarse por 8 a 12 meses. Si, por el contrario, en la entrevista con el médico relata una operación o una peritonitis importante, una infección intra-abdominal, una quimioterapia, etcétera, entonces lo prudente es que intente embarazarse durante 3 a 6 ciclos, y luego regrese a la consulta para evaluar si alguna de esas situaciones afectó su fertilidad. Aplazar más allá una evaluación completa no hará sino desgastar al matrimonio, crear falsas expectativas y someterlos a un estrés innecesario", señala el especialista.
Dado que alrededor de un 15 por ciento de las causas de infertilidad tienen su origen en el hombre, se debe incorporar esta variable para que el médico evalúe la necesidad de realizar un espermiograma, si sospecha que la calidad o cantidad de espermios se ha visto afectada por alguna operación o antecedente en la historia del futuro padre.
Si no hay embarazo y es necesario, el médico ordenará un exhaustivo análisis de la fertilidad de la mujer, y durante un ciclo se estudiará su ovulación, las hormonas, y la relación de fertilidad en la pareja. Después analizará la permeabilidad de las trompas y otras variables anatómicas. Estos resultados señalarán a los especialistas cómo ayudar a esa pareja y qué métodos están a su alcance para maximizar la posibilidad de lograr un embarazo, los que van desde aumentar la ovulación en la mujer hasta modernas técnicas de fertilización asistida.
Es cierto que a los 40 la fertilidad se encuentra disminuida, y que hay un riesgo mayor de pérdida inicial. También es cierto que un embarazo significará un esfuerzo biológicamente mayor. Pero a la vez los 40 años harán de esa mujer una madre más madura y sabia, que enfrentará la llegada de su hijo con más calma y será menos vulnerable a la inestabilidad psicológica propia del post parto. Definitivamente, a los 40... ¡Se puede!