La preeclampsia es un síndrome se caracteriza por la elevación de la presión arterial. Entre el 3% y el 5% de las embarazadas puede sufrirla y afecta a la madre y al hijo.
No existe una razón clara para la
preeclampsia, una patología propia del embarazo y que es parte del
Síndrome Hipertensivo del Embarazo (SHE).
La
doctora Lorena Quiroz, ginecoobstetra de Clínica Las Condes, explica que la preeclampsia es un síndrome que tiene múltiples causas y varios mecanismos para producirla. “Se caracteriza clásicamente por
la elevación de la presión arterial y la presencia de proteínas en la orina.
Aparece en la segunda mitad del embarazo (después de las 20 semanas) y desaparece después del parto”, agrega.
Entre el 3% y el 5% de todas las embarazadas pueden sufrirla, y
es la principal causa de morbilidad y mortalidad materna y perinatal. El origen de este síndrome está en la placenta, pero
se desconoce la causa primaria que altera su formación.
¿Cómo se produce?
Según explica la especialista, por
factores genéticos y/o ambientales se genera una
invasión vascular defectuosa del trofoblasto (células en etapa de formación que darán origen a la placenta), produciendo
isquemia en la placenta, daño del endotelio y toxinas que pasan hacia la circulación materna y que afectan varios órganos, como los riñones, hígado, cerebro, pulmones, páncreas y vasculatura, por lo que
el único tratamiento efectivo es el nacimiento.
Si una embarazada presenta
dolor de cabeza acompañado de alteraciones visuales, dolor abdominal alto o tiene tinitus (pitos en los oídos), edema progresivo y generalizado, debe consultar de inmediato al médico, sobre todo si su presión arterial es igual o superior a 140/90 mmHg.
Como la placenta es el origen de este síndrome, “el único tratamiento efectivo y definitivo es la interrupción del embarazo”, agrega la especialista. Sin embargo, esto no siempre es posible, por lo que
se hace necesario un manejo “expectante” para intentar alcanzar una madurez fetal y disminuir las complicaciones asociadas a la prematurez del recién nacido.
“Siempre que las complicaciones maternas y/o el bienestar del feto in útero lo permitan”, añade la especialista. Según el momento en que sea diagnosticada se puede clasificar como precoz (antes de las 34 semanas) o tardía si se realiza después o según la severidad que presenta.
¿Se puede prevenir?
Prevenir la preeclampsia es difícil. Para intentar hacerlo en el primer trimestre, añade la ginecoobstetra, se realizan esfuerzos
en estudiar e identificar marcadores bioquímicos en sangre materna y medición del Doppler de las arterias uterinas maternas: “Todos ellos, junto a la presencia de factores de riesgo y alteraciones en la medición de la presión arterial, se han utilizado para el desarrollo y estudio de estrategias de prevención precoces, antes de las 16 semanas, como la administración de aspirina, donantes de óxido nítrico y antioxidantes”.
Las mujeres que desarrollan preeclampsia, sobre todo si es precoz o severa,
tienen mayor riesgo de desarrollar posteriormente enfermedades cardiovasculares como hipertensión crónica, accidentes cerebrovasculares, enfermedad coronaria, diabetes e insuficiencia renal. Por lo mismo, “es necesario que continúen con controles y realicen cambios de hábitos para poder prevenir o retrasar esas enfermedades”, indica la doctora Quiroz.
Factores de riesgo
- Primer embarazo.
- Edad extrema (menos de 20 o más de 35 años).
- Antecedente de preeclampsia en embarazo previo.
- Embarazos múltiples.
- Obesidad.
- Historia familiar de preeclampsia (madre y hermanas).
- Enfermedades preexistentes (hipertensión arterial crónica, diabetes mellitus, síndrome antifosfolípidos, trombofilia, enfermedades autoinmunes, enfermedades renales, infertilidad).
- Exposición limitada a espermios.
- Marido con una pareja previa que presentó preeclampsia o su madre la desarrolló en su gestación.