Una incorrecta alimentación puede provocarnos carencias, como apatía, irritabilidad, cansancio, pérdida de interés hacia las cosas y, en definitiva, un estado general de malestar.
Las carencias ocasionan trastornos sobre la salud de los individuos, pero también el excesivo consumo de alimentos provoca cuadros de enfermedad. Los países de alto nivel de vida y gran poder adquisitivo tienen problemas de obesidad, colesterol, caries, arteriosclerosis, causas que también inducen a la muerte por infarto, trombosis, cirrosis, etc.
Enfermedades como las carencias o las producidas por exceso o desequilibrios de alimentación se pueden evitar en gran parte o al menos prevenirlas con una dieta equilibrada que recoja lo que nuestro cuerpo necesita para funcionar.
Una correcta alimentación pasa por realizar cinco comidas diarias: desayuno, media mañana, almuerzo, merienda y cena.
El desayuno es una de las comidas fundamentales del día, mejora el rendimiento físico e intelectual, permite equilibrar el consumo de calorías, puede ayudar a prevenir la obesidad en niños y contribuir a conseguir una dieta más equilibrada. Un desayuno completo es aquél que está compuesto por lácteos o derivados, cereales y frutas o jugos naturales.
A media mañana se debe realizar una ingesta moderada de alimentos, un yoghurt descremado y fruta o un café y una tostada con tomate y aceite de oliva son algunos ejemplos.
El almuerzo debe contener alimentos de los diferentes grupos de la pirámide alimenticia. La preparación culinaria debe ser sencilla, optar por carnes y pescados a la plancha, hervidos o asados, evitando abusar de los fritos, acompañamientos compuestos por ensaladas o verduras, elevar el consumo de pescado en detrimento del de carne, y postres a base de fruta es lo más recomendable para realizar una dieta mediterránea saludable y equilibrada.
En la merienda debemos completar el aporte energético del día. Frutas, productos lácteos o bocadillos son una buena opción. La cena debe estar compuesta por los alimentos de la pirámide que aún no hayamos ingerido a lo largo del día. Es recomendable consumir alimentos de fácil digestión, como las cremas de verduras o sopas, pescados o filetes de pollo a la plancha, ensaladas.