El trastorno por atracón se caracteriza por episodios de ingesta compulsiva, en donde se consume gran cantidad de alimentos durante un determinado período, acompañado por la sensación de pérdida de control.
El
trastorno por atracón ha sido reconocido como una entidad propia dentro de los
trastornos alimentarios, definida como una alteración en la conducta alimentaria que se caracteriza por la aparición de
episodios repetitivos de ingesta compulsiva de alimentos, los cuales tienen dos características esenciales: el hecho de
comer en forma excesiva en un corto tiempo -aún sin tener hambre
- y de tener una
sensación de pérdida de control sobre cuánto se come, o lo que se come.
A diferencia de la
Bulimia Nerviosa,
no presenta conductas compensatorias o de purga, como la restricción alimentaria, los vómitos auto inducidos, el uso de fármacos (laxantes o diuréticos), actividad física intensa u otros. “Para que cumpla con los criterios diagnósticos
estos episodios deben presentarse al menos una vez por semana durante un período no menor de tres meses”, explica la doctora
Claudia Villagrán, nutrióloga de la Unidad de Trastornos de la Alimentación del Adulto del Centro de Nutrición y Enfermedades Metabólicas.
Afecta aproximadamente entre el 2 y el 5% de la población general, siendo más frecuente en el sexo femenino, con una edad media en torno a los 25-40 años. Se diagnostica en el
15 ó 30% de los pacientes que consultan para tratar su obesidad, ya que se asocia frecuentemente a ella y al sobrepeso.
Resistencia a la insulina
En aquellos pacientes que son portadores de
resistencia a la insulina, se produce que
al ingerir carbohidratos simples o de alto índice glicémico (ejemplo: azúcar, galletas, pasteles, helados, entre otros)
se eleva la glicemia rápidamente, provocando una respuesta exagerada y
liberándose una cantidad de insulina superior a la normal.
Todo esto induce, en respuesta,
una caída en los niveles de glicemia más intensa, sobre todo en el período “post prandial” (después de las 2 horas de haber comido) pudiendo llegar, incluso, a una hipoglicemia real, lo que despertará mucha hambre y estimulará que el paciente necesite comer urgentemente,
eligiendo alimentos ricos en hidratos de carbono simples que favorezcan la recuperación de los niveles de glicemia a la brevedad posible.
Este mecanismo, que es físico, podría condicionar, a través del ciclo
“ingesta de carbohidratos simples- hiperinsulinismo - intensa disminución de glicemia - hambre - ingesta de carbohidratos", la aparición de estos atracones, impulsado por la necesidad de restituir los niveles de glicemia.
Por otra parte, estudios clínicos reportan que alimentos de
mayor Indice Glicémico (IG), es decir con alta cantidad de carbohidratos simples (pobres en fibra, no integrales), no producen saciedad a nivel cerebral, por lo cual comer de ellos sería un fuerte estímulo para perpetuar, al menos transitoriamente esta sucesión de ciclos de una ingesta desmesurada de alimentos ricos en calorías y específicamente de aquellos que tengan mayor cantidad de carbohidratos simples, exponiendo a un Trastorno por Atracón.