Las etiquetas negras de la nueva normativa son una invitación para leer lo que está detrás. ¿Cómo hacerlo correctamente?
El 26 de junio comienza a regir formalmente el nuevo etiquetado de alimentos en Chile y de a poco en las estanterías de los supermercados se han multiplicado los “discos Pare”, las etiquetas negras que advierten que un producto es alto en calorías, azúcares, sodio o grasas saturadas.
Sin embargo, las nuevas etiquetas no son la única fuente que hay que mirar, advierte la nutricionista Giselle Muñoz, del Centro de Nutrición y Enfermedades Metabólicas de Clínica Las Condes, también hay que poner atención a lo que dice su información nutricional.
“En Chile, desde el año 2005, existe una normativa sobre la información que debe poseer cada etiqueta nutricional. En ella podemos observar el contenido de nutrientes de cada alimento, sus ingredientes, sus propiedades nutricionales y saludables. El objetivo es que cada persona sea un consumidor informado, lea las etiquetas de los alimentos de uso habitual y sepa qué está comprando”, sostiene.
Primero que todo, indica la especialista, debemos fijarnos en la porción del alimento. “Es cierto que muchas veces vienen porciones que parecen ser individuales, pero contienen el doble o el triple de lo que debiésemos consumir”, dice.
Luego de la porción, hay que fijarse en las grasas saturadas, colesterol y azúcares que contiene. “Actualmente, con la nueva ley, se deben describir los aportes de azúcares totales pero no sólo sacarosa (azúcar), sino que también fructosa y lactosa”, señala.
Cuando la sacarosa no aparece en la etiqueta es importante revisar si está entre los ingredientes, aconseja Muñoz. Por ley, en Chile los ingredientes de todos los alimentos procesados deben describirse de mayor a menor contenido en el alimento, “lo ideal es evitar productos que contengan: azúcar, glucosa o sacarosa dentro de los primeros ingredientes”.