Los peligros de la obesidad tipo manzana

Identificar el tipo de obesidad es fundamental para conocer los riesgos asociados: La tipo manzana es la más preocupante.

 La obesidad es una enfermedad que se caracteriza por la acumulación excesiva de grasa en el organismo. La nutrióloga de Clínica Las Condes, Dra. María Isabel Errandonea detalla que existen dos formas o “compartimentos de distribución” de la grasa, que además definen sus distintas características metabólicas.

“Una es la grasa subcutánea, que en condiciones habituales es aproximadamente el 80% del tejido adiposo corporal y es la grasa que se deposita, como dice su nombre, bajo la piel. La otra es la visceral, que es la grasa que ocupa la cavidad abdominal o está dentro del abdomen. Esta presenta una mayor producción de ácidos grasos libres, que dan lugar a inflamación, aterogénesis y resistencia a la insulina”, asegura la especialista del Centro de Nutrición y Obesidad.

Sin embargo, tanto o más importante que la cantidad y proporción de grasa en el cuerpo es la distribución de ésta en el organismo, que depende de diversos factores tales como la anatomía, raza, etnicidad, alimentación, actividad física y niveles hormonales de las personas, entre otros.

Riesgos

Cuando el exceso de grasa se acumula de forma preferente en el abdomen, se habla de obesidad abdominal o tipo manzana. Por otro lado, si la grasa se deposita en la zona gluteofemoral (glúteos y caderas), se le llama de pera. La medición del perímetro de la cintura es la forma de saber qué tipo de obesidad se tiene. La tipo manzana corresponde a una circunferencia de cintura > 88 cm en la mujer y > 102 cm en el hombre. La importancia de medir este perímetro está en que se relaciona con la cantidad de grasa que se encuentra dentro del abdomen (visceral).

“El depósito de grasa a nivel central y por lo tanto visceral, puede producir una inflamación general crónica que es muy importante como predictor de patologías relacionadas a la obesidad, como la enfermedad cardiovascular, diabetes mellitus tipo 2, esteatosis hepática, y de trastornos en el nivel de lípidos sanguíneos (dislipidemia) :aumento de triglicéridos o hipertrigliceridemia, concentraciones bajas de las lipoproteínas de alta densidad (HDL o llamado “bueno”) y en cuanto al colesterol LDL o colesterol ‘malo’, se presenta un aumento en la proporción de las partículas LDL pequeñas y densas que son más aterogénicas. También se asocia a riesgo de hipertensión arterial, apnea del sueño, cáncer y síndrome metabólico”, explica la Dra. Errandonea.

Otros factores

Se deben considerar también otros factores, como variantes genéticas, que podrían predisponer a las personas a una acumulación visceral de la grasa, así como la edad y el género. Por ejemplo, a mayor edad, la acumulación de grasa intraabdominal aumenta y el sexo masculino presenta mayor porcentaje de grasa visceral comparado con el femenino.

“Hay condiciones propias de cada persona que pueden explicar que las respuestas individuales sean variables; sin embargo, el control del peso a través de una dieta saludable y la realización de ejercicio regular (aeróbico o aeróbico más resistencia) han conseguido reducir o controlar los niveles de grasa abdominal. Nunca es tarde para iniciar cambios, sean pequeños o grandes”, dice la especialista.

Para tener en cuenta

• Para definir los rangos de obesidad, se utiliza habitualmente el índice de masa corporal ([IMC = peso (kg)/ talla2 (m)] como parámetro.

• Una persona tiene sobrepeso cuando su IMC está entre 25 y 29,9 kg /m2 y obesidad, cuando el IMC es ≥ 30 kg / m2.

• La grasa corporal cumple diversas funciones, todas esenciales para la sobrevivencia.

• El tejido adiposo es un reservorio de energía y regula el equilibrio interno a través de funciones endocrinas que se relacionan con la alimentación, gasto energético, sensibilidad a la insulina e inflamación.  

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